domingo, 20 de febrero de 2011

Fomingo, tomo lo que encuentro.

   Violetilla… Violeta, estaba de vuelta.
   El placer de la noche anterior había huido por el retrete, las historias pasan y pasan, ella, atónita no deja marca en su cuerpo, ni en su corazón, ni menos en su memoria.
   Cotidiana, se enfrentó al día. El domingo parecía ido, frío, aburrido y ausente, las almas urbanas no se aparecían ni por sus recuerdos, ni en la otra esquina, ¡ni siquiera en su propia cama!

   La música era su única compañía en aquél fomingo tan igual a los otros, tan pasivo e insípido. Sonaba el grupo argentino Virus en la radio, Violeta, enroló un moño en su caballera oscura y cantó afanada… ‘eras tan le lush, tu beso en el vidrio dejó marcado el rush, no me importa nada en cuestión de amor, tomo lo que encuentro, me siento algo mejor’ concluyó eufórica como si la cantautora contagiada con VIH fuera ella. Las melodías argentinas de Virus le llegaban al alma, siempre se sintió identificada con la tránfuga y femenina historia de Federico Moura, acallado por el SIDA. Pero de eso ella no sabía mucho, más que por sus tías que le cacareaban: ‘cantaba tan lindo ese maricón, qué lástima que haya muerto’. Desde esa historia marginal, Violeta, aferró su gusto a aquella banda trasandina… ¡Espero no se me pegue el virus a mí no más hueona', ahí si que las cago! Se dijo a sí misma, como autorepresalia ante su perra vida, o perra-actuar, o perra alma. A esta altura, quién sabe.

2 comentarios:

  1. Escribiendo desde la facticidad.. me gusta.. una mezcla de quinismo y de cotidianidad, interesante, saludos Gonzalin =)

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  2. amigo q lindo!!! no se por q me trajo recuerdos de tantos fomingos clasicos de mi perdida adolescencia.....sige asi escribiendo!!
    alita

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