miércoles, 28 de abril de 2010

Susto inamistoso, o risas de mariconadas.

Cuando no quise hablarle.
No quiso decir ni un sólo chasquido mi hocico chupón. Esa risa prostibular de sus amigos me incomodó, a tal en-verga-dura que no quise verlo al siguiente día. A ver si podía olvidar el risueño gesto molesto de la loca pop-del siglo XXI. Su adornado amigo que me despidió con risitas maracas de chismeo homosexual barato.
“Lo que aguanta uno cuando te gusta un mino” pensé. A ver si podemos vivir la idealidad amorosa, eréctil, amorólica y estable. Ésa es mi utopía.

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