Ya ni recuerdo cómo llegué a buscar por alguno de sus libros. Al conocerlos, el tinte de sus letras me sedujo viciosamente. Tengo Miedo Torero escogí como mi primera obra, la primera instancia para conocer a este personaje tan atractivo por su extrañeza y tan escondido por su cruda letra.
Pedro Lemebel expresa un romántico gesto con la homosexualidad al presentar este libro al desnudo, sin maquillaje, sin decoro, sin moral. La figura de La Loca y su amorío izquierdista me envició de tal forma que concluí el libro en sólo tres días.
Esta obra, representa la novela clásica latinoamericana ya que trata sobre temas políticos, sociales y sobre un gran tema tabú para hace un par de décadas, la homosexualidad. Ambientado en plena dictadura, Lemebel nos cuenta sobre este mundo frío, decadente y caótico al que se debe enfrentar La Loca, sin dientes, sin plata, sin hombre, y en el cual convive sin cuidado aferrándose al amor de su inalcanzable Carlos, personaje heterosexual militante del FPMR.
Los grafemas bordados de hilo rosa de Lemebel me cautivaron a tal punto que no pude dejar de leerlo. Libro tras libro sus obras fueron contaminando mi mente, y alma la cual se desvaneció ante tales letras. Esta novela en particular, me presentó una realidad distinta, ajena, imaginada e inconclusa en mi mente juvenil, el amor tratado de forma tan sutil envuelto en un paquete oscuro de violencia y decadencia terminaron por enamorarme. Jamás pensé ver la homosexualidad de esta forma tan romanticona, la ternura que expresaban sus letras me enamoró a tal punto que decidí crear un modelo de hombre en base al heterosexual Carlos, al amado Carlos que La Loca no sacó jamás de sus sentimientos.
Al concluir y cerrar el libro sentí que mi vida era distinta, mi historia ya no transitaba por el mismo sendero, la cruda realidad homosexual, el amor y la sociedad terminaron cambiándome. Ya no soy el mismo, siempre lo reconozco, a veces pienso: ¡para qué cresta amar!, para qué sufrir, aunque en orden no sé cual viene primero. Tengo Miedo Torero me enseñó a amar el sufrimiento, o a sufrir por amar. Que a estas alturas, creo, es lo mismo.
Pedro Lemebel expresa un romántico gesto con la homosexualidad al presentar este libro al desnudo, sin maquillaje, sin decoro, sin moral. La figura de La Loca y su amorío izquierdista me envició de tal forma que concluí el libro en sólo tres días.
Esta obra, representa la novela clásica latinoamericana ya que trata sobre temas políticos, sociales y sobre un gran tema tabú para hace un par de décadas, la homosexualidad. Ambientado en plena dictadura, Lemebel nos cuenta sobre este mundo frío, decadente y caótico al que se debe enfrentar La Loca, sin dientes, sin plata, sin hombre, y en el cual convive sin cuidado aferrándose al amor de su inalcanzable Carlos, personaje heterosexual militante del FPMR.
Los grafemas bordados de hilo rosa de Lemebel me cautivaron a tal punto que no pude dejar de leerlo. Libro tras libro sus obras fueron contaminando mi mente, y alma la cual se desvaneció ante tales letras. Esta novela en particular, me presentó una realidad distinta, ajena, imaginada e inconclusa en mi mente juvenil, el amor tratado de forma tan sutil envuelto en un paquete oscuro de violencia y decadencia terminaron por enamorarme. Jamás pensé ver la homosexualidad de esta forma tan romanticona, la ternura que expresaban sus letras me enamoró a tal punto que decidí crear un modelo de hombre en base al heterosexual Carlos, al amado Carlos que La Loca no sacó jamás de sus sentimientos.
Al concluir y cerrar el libro sentí que mi vida era distinta, mi historia ya no transitaba por el mismo sendero, la cruda realidad homosexual, el amor y la sociedad terminaron cambiándome. Ya no soy el mismo, siempre lo reconozco, a veces pienso: ¡para qué cresta amar!, para qué sufrir, aunque en orden no sé cual viene primero. Tengo Miedo Torero me enseñó a amar el sufrimiento, o a sufrir por amar. Que a estas alturas, creo, es lo mismo.
Fotografíía: Yeguas del Apocalipsis (1987), Pedro Lemebel y Francisco Casas.