martes, 13 de julio de 2010

Nocturna y Bohemia


...Puedo oír tu llamada, la llamada...
Mirar la lluvia caer, caer.
Esta noche quiero quedarme contigo.
Quiero jugar contigo, Esta noche
Quiero bailar contigo, Esta noche
Quiero mentir contigo, Esta noche...

De los bastiones del norte el viento viene...
El perfume de la estación más fría está a tu alrededor.
El crepúsculo se parece a una daga que asfixia nuestras vidas.
Este es el color, es brillante en mis ojos.

Puedo oír tu llamada, la llamada...
Mirar la lluvia caer, correr...

Esta noche quiero estar contigo
Quiero jugar contigo Esta noche
Quiero bailar contigo Esta noche
Quiero mentir contigo Esta noche...

Un trago y el humo de mi cigarrillo envuelven mi mirada en la noche... la tapan, la maquillan, ¿juguemos al disfrute eterno como cual hedonista en sus días perversos?

sábado, 3 de julio de 2010

Te quiero, quise decir. Te amo, estoy casi seguro.

Siento frío y lo primero que viene a mi mente son tus abrazos dulzones acariciando mi cuerpo entumido.
Tus caricias desinteresadas aplacando el inquietante deseo amorólico de mi cuerpo amante.
Creo que el recuerdo, me pesará por más de lo que creo.
A veces pienso para no pensarte, para no tenerte presente en mi mente fugaz, esperanzada, errante, y amante.
El corazón se me hizo y deshizo al decir, “terminemos”, pero tu silencio y desinterés terminaron por romper mi utopía de amor.
Nunca quise hacerlo, esperé para no realizarlo. Postergué para no ejecutarlo. Descuidé de mis sentimientos para no mencionarlo y no hacer… lo que me vi obligado a decir.
Quizás tomé el camino valiente. El debido. El correcto. Quizás hacia allá iba todo, pero nunca quise fijarme en el trayecto, ése, en el que tú eras el chofer de mi taxi, y nunca vi tu recorrido. Nunca vi que me llevabas a ninguna parte. Pensando que me bajaría en “siempre feliz”. Llegué a “nunca te querré”.
Me quedo con tu recuerdo humilde, sencillo y cercano, que probablemente me provocó ese sentir intenso que se propaga por mis venas sentimentales como virus que carcome las entrañas. En este caso, el corazón.
Te quiero por ahora, yo sé que te amaría, para allá iba mi camino. Siento un poco de nostalgia al ver que el tuyo era más bien un camino errante y sin rumbo. Vacío… Así como quedaron mis sentimientos y visiones después de decirte adiós reteniendo avergonzado una lágrima penosa.
En nuestra despedida… Te quiero quise decir, te amo, estoy casi seguro.